¡Ya hemos aterrizado! Que no cunda el pánico.
Ya sabemos que la mayoría del pasaje se va a levantar como un resorte en cuanto se apaguen las luces de los cinturones.
No tengáis prisa; con casi total seguridad habréis tenido que facturar y las maletas van a tardar en salir por la cinta, así que recoged vuestras cosas con calma en cabina, revisando bien el revistero y el suelo, por si acaso.
Al entrar en la terminal desde el finger, comprobamos cúal es el carrusel por el que salen las maletas de nuestro vuelo y nos dirigimos hacia el control de seguridad. Si hubiese fila especial para familias, aquí sí es interesante usarla.
Llegamos a la retirada de equipajes y de nuevo nos dividimos el trabajo: mientras un adulto espera para recoger las maletas, el otro va al baño con los niñ@s. En la mayoría de los aeropuertos hay aseos en esta zona y es más que probable que uno de ellos disponga de cambiador para bebés. Es un buen momento para un cambio de pañal, sobre todo si ahora tenéis que ir a alquilar un coche.

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